Cuando llegué a Euforia no sabía mucho de cómo funcionaba el equipo internamente. Sabía que era de los mejores equipos de Colombia y eso me producía mucho interés. Euforia siempre ha sido un equipo al que muchos aspiran llegar debido a su alta intensidad y su racha ganadora. Yo llegué a Euforia a los 12 años para sumarme al equipo sub-24 que jugaba en ese año el nacional sub-24 en la ciudad de Medellín.
Antes de esto, el único contacto que tenía con el equipo era a través de mi entrenador de selección, Camilo Buitrago, y algunos integrantes jóvenes del equipo que estuvieron en el proceso de 2016 de selección Colombia. Aunque jugar en Euforia siempre había sido un sueño, yo lo veía como un sueño a largo plazo y nunca me esperé llegar al equipo tan joven. El primer recuerdo que se me viene a la cabeza de mis comienzos en Euforia fue el partido que tuvimos contra Raza en la Sergio Arboleda. Era la primera vez que iba a jugar con la sub-24 y no conocía a la mayoría. Al principio tenía muchos nervios, pero cuando entre a la cancha a mostrar mi talento, me sentí libre y gané conexión con mis compañeros. Todos los integrantes del equipo fueron muy queridos conmigo y me hicieron sentir especial. En ese momento supe que Euforia era un equipo único y visualicé un futuro en él.

Los entrenos y partidos posteriores fueron muy provechosos. Teníamos un equipo increíble con gente muy buena, a pesar de que la mayoría no pertenecían al equipo principal y venían de otros equipos, como era mi caso. Recuerdo que todos los que eran de otros equipos jugaron en la línea defensiva y yo fui la excepción, ya que me dejaron jugar en la ofensiva, aunque no tuve mucho juego en los partidos importantes. Esto me permitió hacer buenas relaciones con personas con las que hoy comparto la cancha. Jair y Camilo, nuestros entrenadores, eran increíbles coaches y lograban sacar lo mejor del equipo. En 2017 fuimos los primeros campeones del nacional sub-24 tras haberle ganado al Oso en la final. Esto nacional fue uno de los mayores logros en mi vida deportiva. A pesar de que no haya tenido mucho juego, la experiencia fue única y aprendí muchas cosas durante el proceso.
Después del sub-24 el equipo me ofreció que me quedara a jugar con el equipo grande, a lo cual no dude en decir que si. Aunque era muy joven comparado con el resto del equipo, me identifiqué mucho con la dinámica del equipo. Andrés Felipe Ángel (Frijol) fue de los mejores entrenadores que pude tener. Su visión y entendimiento del juego lo vuelven uno de los mejores entrenadores de Colombia. Siempre voy a valorar todo lo que hizo por mí en mis comienzos con Euforia. Estar en el equipo grande era mucho más exigente y difícil que en el sub-24. No todos los días fueron perfectos y tuve días malos, pero seguí entrenando buscando mejorar cada vez más.
El equipo siempre me impulsó a dar lo mejor de mí en la cancha. Competimos mucho en los entrenos jugando entre nosotros. Los Martes, Sábados y Domingos íbamos a entrenar a dejar todo y después perchábamos juntos. Siempre ha sido un equipo muy unido y resiliente, sin importar los resultados. Además de ser un equipo demasiado competitivo, la influencia la de Dan Turcotte, uno de nuestros capitanes, nos hacía tener un espíritu de juego muy bueno. Nuestro objetivo ese año, como en todos los años, era ganar el nacional de clubes. Lamentablemente no pude jugar ese nacional porque el roster era limitado y no quedé en él. En 2017 fuimos campeones del nacional de clubes y también campeones de galardón absoluto.
El año 2018 fue muy diferente en muchos ámbitos. Como primer cambio, Frijol paró de ser nuestro entrenador y Choco tomó una posición de entrenador y jugador que ha perdurado hasta ahora. La intensidad con la que Choco jugaba y nos dirigía era bastante alta y nos impulsaba a darlo todo en los entrenos. Choco siempre ha sido para mi un referente y un modelo a seguir al que idolatro mucho.
Ese año me pude acercar un poco más a él, ya que entrenamos y lanzábamos mucho juntos y esto me trajo muchos aprendizajes. Como se esperaba ese año, nos estábamos preparando para jugar el sub-24 y en ese entonces me sentía jugando muy bien y con más protagonismo que el año anterior. Ese año lamentablemente cancelaron el sub-24 y aún no se ha vuelto a jugar. El enfoque del año siempre estuvo en quedar entre los 10 mejores equipos del mundo en el mundial de clubes que se jugaba en Cincinnati ese año. Yo desde el comienzo sabía que no iba a viajar al mundial para priorizar la selección, pero no terminé viajando a ninguno de los dos por motivos económicos.
A mitad de año el equipo viajó a Cincinnati y logró quedar de 11 del mundo. El resultado fue bueno, a pesar de que no quedamos entre los 10 mejores. Después de esto nuestra prioridad estuvo en quedar campeones nacionales y yo quería ser parte de esto. Durante este tiempo estuve muy enfocado en sumarme al roster y poder ser campeón nacional con la camiseta eufórica. En 2018 si quedé para jugar nacional y esto me alegró mucho. El 2018 fue un año en el que el Oso estuvo por encima de nosotros casi todo el año ganando todos los partidos en los que nos enfrentamos contra ellos, y para rematar ese año perdimos el nacional en la final contra ellos.
El equipo necesitaba ganar, pero creo que estas derrotas nos enseñaron importantes lecciones. A final de año logramos quedarnos con nuestra copa de ganadores del D.V 2600 y acabar con un año que tuvo muchos altibajos. Este título representó también mucho para mi siendo mi segunda victoria con el equipo.
El año 2019 fue muy difícil para Euforia. Yo estuve los primeros meses del año entrenando, pero después me fui a Estados Unidos de intercambio. Durante esos 2 meses y medio que estuve fuera, el equipo tuvo una recaída de nivel importante. Nunca en mi vida había visto que Euforia perdiera en cuartos un torneo y durante ese tiempo perdieron dos veces en cuartos. Aunque jugué allá ultimate, no era lo mismo que entrenar con mi equipo, y cuando llegué no estuve al máximo físicamente y sobretodo mentalmente. Llegué a una Euforia en crisis y con hambre de ganar. Me tuve que volver a contagiar del fuego y la intensidad que siempre nos caracterizó. Gente nueva había entrado al equipo y la competencia interna era más dura. Además, la gente más joven tenía más protagonismo y el equipo se veía más joven.
Llegó la liga y el objetivo era ganar cada partido. Durante la liga la intensidad y la calentura estuvieron al máximo. Llegamos a la final pero la perdimos con nuestro rival de siempre. Para los nacionales se habló de la posibilidad de que lleváramos dos equipos siendo uno el principal y el otro como “un equipo B”. Esto aumentó aún más la competencia interna, ya que todos queríamos estar en el equipo principal. Para nacionales termine quedando en el equipo B, lo cual, no era lo que quería pero lo acepté y di mi mayor esfuerzo para llegar lo más alto con el equipo. Nuestro resultado con el equipo B no fue tan bueno pero aun así aprendí muchas cosas. El equipo A, en cambio, logró otro título como ganadores nacionales sumando 5. El año 2019 no acabó tan bien debido a una fractura que tuve que me alejó de las canchas y me hizo perderme él D.V. Así hayamos ganado el nacional, no fue el mejor año y creo que tenemos muchas cosas por lograr en el futuro.
Euforia es un equipo que te enseña a darlo todo en la vida y ser un ganador en lo que hagas. Creo que estos 3 años que llevo en el equipo me han enseñado muchas cosas que aplico en la cancha y fuera de ella. Estar en este equipo es y siempre será un orgullo.
Por: Santiago Martínez E27