Mi vida en Ultimate Frisbee arranca en 2005 con Matanga Ultimate Club, llegué ahí por invitación de uno de mis mejores amigos Andrés Polanía. No hay palabras para agradecerle por haberme mostrado este mundo y el agradecimiento se extiende a Diego Polania quien fue mi primer ejemplo de lo que significa liderar un grupo de personas. Yo venía de tener todo mi foco deportivo jugando tenis, solo respondía por mi y dependía únicamente de mis acciones; entrar a un deporte competitivo de conjunto era algo nuevo y el cambio fue grande, Matanga fue mi casa durante 9 años y siempre tendré un cariño especial por cada una las personas con las que compartí allí.
En mis primeros años en este deporte coincidí en el equipo de la Universidad de la Sábana, donde estudié, con grandes jugadores y sobretodo grandes personas. Eran la base competitiva del equipo de la Comunidad el Oso y Seregon, de quienes pude aprender muchísimo ya que nos la pasabamos jugando. Recuerdo que todos los viernes arrancabamos a jugar al medio día y eran partidos a 21 o 25 goles; no había límite de tiempo, después de eso salíamos a compartir juntos donde tampoco había limite de tiempo para eso jajaja.
Mis primeros torneos internacionales fueron en Venezuela en la hacienda Santa Teresa, a los cuales fui por invitación de la Comunidad El Oso, quienes gracias a la amistad que habíamos formado con los jugadores que estudiaban en la Universidad de la Sabana, me extendían la invitación. Sin duda alguna puedo decir que competir en Venezuela fue lo que me preparó mentalmente para competir al más alto nivel.
Luego de esto viene el mundial del 2008 en Vancouver, es la primer selección Colombia que realizaba tryouts. Lastimosamente nuestro roster se vio ampliamente disminuido por la negación de varias visas para viajar. Sin embargo, logramos tener un gran desempeño en el torneo, siendo octavos del mundo; ganandole a equipos europeos, lo cual era uno de los mayores retos que teníamos durante ese torneo. Dos años después se realizó el mundial de Clubes en Praga, al cual asistí con el Club de Ultimate Euforia; fue mi primera experiencia compartiendo con el equipo y fue de verdad asombroso lo que vivimos en la preparación al mundial y durante el mismo, la palabra “mística” toma un valor y sentido totalmente nuevo y revelador en mi vida.
En 2011 tuve la oportunidad de salir del país a realizar una maestría en Australia. Allí conocí un Ultimate totalmente distinto en comparación con el que crecí y conviví durante tantos años; más allá del nivel de juego, el nivel mental y emocional era totalmente distinto. La forma de afrontar la adversidad, la confianza y apoyo hacia el compañero sin importar la circunstancia fue algo totalmente nuevo y que giró por completo no solo mi forma de ver el deporte si no en gran medida mi forma de ver la vida. Siempre lo positivo por sobre todas las cosas, podría ser un resumen de mis dos años en Australia.
En 2013 volví a Colombia para presentarme a la selección que participaría en Cali en los Juegos Mundiales. El hecho de llegar algún tiempo después de iniciado el proceso, representaba un gran reto, ya que sabía que la aceptación de esta situación por parte de varias personas no iba a ser la mejor, sin embargo, me concentré primero en lo positivo que podía tener esta situación y en lo que yo podía controlar. El resultado de eso fue lograr ser parte de un equipo que logró inspirar de varias formas a distintas personas y lo que considero más importante, los lazos de amistad que generé con ese equipo, grandes amistades que al día de hoy no solo se mantienen si no que son más fuertes.
2014 fue un año de grandes decisiones ya que por haber sido parte del equipo campeón del torneo nacional en Australia en 2013 con Colony, me extienden la invitación para ir al mundial de Lecco en Italia con ellos. Quedamos cuartos del mundo. Mi regreso tomo la decisión de cambiar de club y pedirle a Euforia que me acepte como miembro permanente del equipo, ya que me habían permitido entrenar con ellos durante el primer semestre, durante mi preparación para jugar el mundial de clubes con Colony.

En 2015 me empiezo a preparar para liderar equipos no solo en la parte deportiva, si no para mi vida profesional. Si bien anteriormente ya había tenido la oportunidad de liderar a Matanga y hacer parte del grupo de capitanes de Colony, todo el desarrollo del liderazgo había sido empírico, pero en este año empiezo con una formación más académica en este sentido. Adicionalmente, me involucro en un aspecto del deporte totalmente distinto; entrenador de la selección Colombia mixta sub-24, allí tengo la oportunidad de interactuar y de alguna manera formar competidores a partir de mi experiencia.
2016 es un gran año. El gran objetivo de este año era clasificar a los Juegos Mundiales por merecimiento y no por ser el país local. Si cuando arranqué a jugar Ultimate el tema de no poder controlar todos los aspectos del juego y la competencia como lo hacía jugando tennis fue un gran reto, el hecho de necesitar que no solo el equipo en el que yo participaba lograra los resultados necesarios sino que además se dieran los resultados de las otras dos categorías sobre las que no teníamos injerencia alguna, representaba un reto aún más grande. El resultado, las tres categorías logramos resultados que no se habían obtenido nunca lo cual nos dió la clasificación a los Juegos Mundiales de Polonia en 2017.
El proceso para hacer parte del equipo que representaría al país en Polonia fue bastante interesante. Este supuso un cambio total de mentalidad, no solo nuestra sino que además se logró cambiar la imagen de nuestro país a nivel mundial; “Cambiamos el Paradigma” y eso entre otras cosas nos permitió ganarle dos veces durante ese proceso a un equipo que nunca había perdido ni un solo partido: el seleccionado Estadounidense de Juegos Mundiales. Si bien el resultado deportivo fue muy importante, considero que por primera vez en la historia de nuestro Ultimate, realmente logramos que la comunidad nacional e internacional nos arropara y se sintieran identificados con lo que representabamos, esto en mi concepto supera cualquier resultado deportivo.
Al regreso de los Juegos Mundiales tuve la oportunidad de ser campeón nacional con Euforia. Era un título que nunca había podido conseguir y que deseaba muchísimo. Cuando entré formalmente al club, Euforia venía de ser campeón nacional y en los siguientes dos años quedamos eliminados en semifinales.En el club ya me tenían hasta un apodo relacionado con “la maldición de George Stubbs”, quien luego de cambiar de club a Revolver, este dejó de ganar por algunos años. Ser campeón nacional es muy difícil y era algo que llevabamos buscando sin éxito durante varios años. Haberlo logrado fue tremendamente emocionante y dio paso a un periodo de descanso que ya tenía planeado.
En 2018, durante mi descanso, tuve el ofrecimiento de parte del Club Deportivo Bamboo para dirigirlas en su proceso hacia el mundial de clubes de 2018 en Cincinnati. Nuevamente se me presentaba la oportunidad de hacer parte de algo totalmente novedoso para mí. El mundo del Ultimate femenino como entrenador fue una experiencia absolutamente enriquecedora. Estoy muy agradecido con ellas por haberme permitido ser parte de su historia y haberme dejado aprender de todo lo que ellas y su mundo tienen para mostrar, porque no solo pude dejarles algo de lo que mi experiencia podía aportarles, sino que ellas me enseñaron muchas cosas que sin duda hoy hacen parte de quien soy.